Estragón se levanta y se dirige hacia Vladimir, con los zapatos en la mano. Los deja cerca de la rampa, se yergue y mira la luna.
VLADIMIR: ¿Qué haces?
ESTRAGON: Contemplo la luna, como tú.
VLADIMIR: Me refiero a tus zapatos.
ESTRAGÓN: Los he dejado allí. (Pausa). Otro vendrá, tan… tan… como yo, pero calzará un número menor, y harán su felicidad.
VLADIMIR: Pero no puedes ir descalzo.
ESTRAGON: Jesús lo hizo.
VLADIMIR: ¡Jesús! ¿A qué viene esto? No pretenderás compararte con Él.
ESTRAGÓN: Lo he hecho durante toda mi vida.
(Samuel Beckett, Esperando a Godot, traducción de Ana Mª Moix, ed. Tusquets)
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