Cuelga intenso, azul, el cielo,
en la pared del dormitorio
con los límites que impone la ventana.
Ya hemos dominado todo.
Ya hemos puesto frontera al infinito.
Todo está centrado, por fin.
Y el firmamento, que reposa en el alféizar,
sólo volverá a ser libre cuando cierre la ventana.
C. I
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