domingo, 14 de junio de 2020

Lírica de lo Cotidiano, de Miguel Ángel Herranz



I

Miguel Ángel Herranz es un poeta proteico, que metaboliza en poema todo cuanto vive, experimenta, toca, lee. Ha publicado hasta la fecha tres libros de poemas: Palabras de Perdiz (editorial Comba), Érase una Pez (B de Block) y Lírica de lo Cotidiano (editorial Renacimiento); en camino vienen algunos más, como por ejemplo Aquí estuvo Kilroy, título bajo el cual, armando un diario al hilo de sus múltiples lecturas, nos ofrece una lúcida y sensible mirada sobre la realidad y en el que, cómo no, se insertan numerosos poemas surgidos a raíz, o en el margen, de la experiencia lectora. Hago estas referencias para fijar un marco en el que situar a un poeta que ya hace tiempo que goza del entusiasmo de los lectores que se acercan a él y que se cuentan por millares. Quizá me faltaría por añadir que es un hombre de saberes e intereses diversos, enraizados en la humanística y en la naturaleza, que enriquecen el contenido de sus textos y a nosotros con ellos: astrofísica, relojería u ornitología, por citar solo algunos que dan idea de la amplitud del espectro. Es, a mi entender, un poeta fundamental, y tomo esta Lírica de lo Cotidiano como excusa para hablar de una poética que no se encuaderna en un solo libro y que nos urge en el mundo que hoy tenemos entre las manos (sí: entre las manos, no ante los ojos), por lo que me permitiré ser algo más amplio y hacer referencias a otros de sus poemarios, invitando por supuesto a frecuentarlos todos.

II

Herranz construye con cada poema historias y reflexiones de honda emoción, a partir de sucesos cotidianos, de lecturas gozosas, de conversaciones improvisadas, de recuerdos luminosos o lacerantes, es decir, de esos fragmentos mínimos que hilvanan nuestras vidas. Su mirada poética atraviesa la realidad como un eje vertical, ascendiendo y profundizando a través de ella para dejar al lector en el centro de un universo compartido, al tiempo que profundamente original. Y esa es una de las claves de su éxito: que sentimos que su universo es también el nuestro, y que admiramos su forma de expresarlo porque no somos capaces de hacerlo de la misma manera. Tiene su escritura, además, la característica de disolver el "yo" en un "yo" poético que va creando –sin necesidad de heterónimos– personajes que siendo él le permiten dejar de serlo para enfundarse la piel de otros. Este recurso nos revela al poeta como un ser compasivo, es decir, capaz de apasionarse con, y de padecer con, los otros, rompiendo de esta forma las barreras del egoísmo y del ensimismamiento y partiendo el pan del poema con quien quiera que se acerque a su mesa.


III

El verso de Miguel Ángel Herranz es un verso ágil, coloquial, desnudo –pero embridado siempre por el ritmo y quebrado en ocasiones con oportunos encabalgamientos–, con el que interpela de forma directa al lector y con el que, a modo de escalpelo, abre las realidades con un corte limpio y preciso. Por otra parte, se observa en él una técnica poética propia de los poetas auténticos: descoyunta la realidad. Y trataré de explicarme. La realidad que construimos en nuestras mentes ordenadas y racionales tiene sus piezas debidamente unidas por esas articulaciones que las hacen encajar unas con otras y que les otorgan movimiento, eso que podríamos llamar un radio de acción. Pero de pronto el poeta –el poeta auténtico– rompe esa lógica y desencaja las piezas, revelándonos una nueva forma de articularlas, de unirlas, de moverlas. No las desestructura, sino que las estructura de una forma que sigue siendo válida y real, y eso nos permite asomarnos a la verdad liberándonos de las estrecheces que nos encorsetan y que, a veces, la limitan o la ocultan.


 IV

Hay en Lírica de lo Cotidiano, sin embargo, un elemento distinto de los anteriores libros y que lo dota de una emoción y de una profundidad especiales: la enfermedad, que irrumpe en la vida del poeta y que se instala como una nueva forma de cotidianeidad. Herranz se define sin tapujos, en esta etapa, como un oncopoeta, y sin alardes, sin dramatismo alguno, con absoluta naturalidad, deja que esta circunstancia acompañe el nacimiento y el desarrollo de sus poemas porque se trata, sencillamente, de la realidad que vive. Uno tendería a decir que la frontera con el dolor intensifica la escritura; pero sería injusto decirlo de Miguel Ángel porque ya antes de lindar con tan ingrato territorio su poesía discurría por cauces de igual hondura y de similar belleza. Y sorprende, en medio de la incertidumbre, de la limitación, del sufrimiento, ver emerger el agradecimiento, la belleza, el detalle luminoso, la palabra amable: el verso, como decía Brodsky, es un increíble acelerador de la conciencia, y en este caso se trata de una conciencia de gran sensibilidad. Hace relativamente poco tiempo, uno de sus lectores en redes sociales, con motivo de una estancia hospitalaria del poeta, tomaba y con razón las ventanas del hospital, que no pueden abrirse, como símbolo de tristeza y de limitación. Le respondió Herranz que él no las veía tristes, pues se dejaban atrevesar por una hermosa luz. He ahí toda una poética, ascendente y profunda. Quien toca este libro –esta vez la cita es de Whitman– toca un hombre.


5 comentarios:

  1. Entre tantas cosas maravillosas que conforman la poesía de Miguel Ángel Herranz (a quien confieso no haber leído) creo que hay una fundamental, y es la de conocer y gustar la amistad. La tuya desde luego, y seguramente la de muchas otras personas. Si es capaz de sentir el amor de los demás, si también es capaz de trasmitirlo, es sin duda un poeta.

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  2. Es un poeta, sin duda, y como he destacado en la reseña su poética reside en la vida y atraviesa el texto, hacia lo elevado y hacia lo profundo. Como gran lectora (creo que no hay cuenta de instagram con mejor selección de poesía que la tuya) te animo, y te invito, a leerlo. Gracias por pasarte, Maite.

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  3. Gracias a ti, Carlos. Eres muy amable siempre. Acepto tu invitación y voy a leer a Miguel Ángel.
    Un saludo afectuoso 🤗

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  5. Siempre he estado rodeada de poesía pero creo que haberme tropezado con la de Miguel ha sido el punto de madurez que necesitaba mi devoción por ella. Muchas gracias. Un abrazo.

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