Quien camina por el campo
de refugiados de Calais
Nadie reconoce su desfigurado rostro
confundido entre los rostros del sufrimiento
nadie lo saluda
nadie
levanta la mirada
mientras avanza
bajo el alambre retorcido de la lluvia
los desposeídos cubren sus ojos con escamas de barro
imposible ver otra cosa que la tierra
la imposible tierra
la inaccesible tierra
la reducida tierra límite del océano
la tierra agonizante
y él avanza hundiendo
sus pies en fango
pisando la alambrada de la lluvia
coronada por las púas de sus propias lágrimas
acaricia a un huérfano
abraza a una enferma
suda sangre
avanza
Y los romanos
a paso ligero
irrumpen
golpean con las culatas de sus fusiles
salpican con sus botas
cubriendo de más lodo a los caídos
empujan con violencia a los bárbaros
hacia los bordes exteriores del imperio
y los arrojan al mar
pero no pueden impedir que él avance
se abra paso entre sus escudos y pistolas
hacia la desolación
y si alguien quién quién sabe
lo reconociera
y extrañado preguntara
quo vadis, Domine?
habría de responderle:
Vengo a ser crucificado aquí de nuevo
y morirán junto a mí, de nuevo
un hombre malo un hombre bueno
C. I
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