Esculpir en piedra un ángel es
la misma negación del ángel.
Emerge de lo oscuro
al perfil de la luz.
El sol atrapado en la tela
de la araña, una superficie
en declive de porcelana,
la tensión del agua en el charco.
Una forma rescatada
de la masa de las sombras.
Cincelar la caída de las hojas
apenas
la frágil, etérea, perfecta
volumetria de una nube.
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